Las sombras me están esperando. El diálogo del viento quiere alborotar mi pensamiento. Quiere desconsiderar mi situación, esa conquista en la que he dejado las armas bajo el río y sólo presento batalla para compadecerme en este nuevo episodio en que aprendo a estar solo. Supongo que era cuestión de tiempo, siempre preguntándome si de verdad merecía la pena una y otra vez, oculto en la capa de vapor extendida allá por donde dejo una incertidumbre colgada en los términos de mi compañía. No es un contrato y así lo parece. Siento haber sido un vendedor de cláusulas, empezaré a dejar impresos sin garantía alguna de esperar nada a cambio.