Silencios otorgados

En un renacer crepita la vida, y en vida: renaceré

Volver a ser hogar

Tengo que quitar la bandera hundida.
A mi espalda están jugando los miedos y estoy perdiendo.
Espero tomando con parsimonia las calles, volcando el líquido de la mirada hacia la tristeza que abunda en las marcas de polvo, todo lo barre mi desasosiego.
Así llevo un tiempo y no me hace gracia quedarme con la mecánica puerta cerrada, abierta o estropeada mientras mi mente sigue dando vueltas.
El pergamino al que recurro tiene cortes, está podrido y marca una tierra sin descanso.
Levantaré las hojas de la planta aromática, una astilla en mi piel de río conversará con el dolor apoyado en una melancolía apunto de hacerse añicos para comprender la distancia imposible a la que imploro llegar a salvo