Silencios otorgados

En un renacer crepita la vida, y en vida: renaceré

Polos risueños

He desatado esas respuestas sopladas
cadenas de mi aliento
en las que ha empezado el invierno
y vivir en ellas no dura demasiado tiempo.

Parece que aprendo
a emocionarme
a resistir nuevamente
a cojear con la mirada en la ventana
anhelo de mi causa perdida
trébol embarrado de agridulce encuentro.

Los días suben errantes
apuesto cuchillos en la lengua de la niebla
a que la noche viene
como las hormigas trabajan
a fijar en mí sus ojos de trapo.

Los estertores en los muebles del agua
traen las fotos a una orilla pasada
fingir la ternura acantilada
en el manantial correcto
evoca que lágrimas de arena
desengranen lo puesto.

Somos inconcebibles polos risueños
cauces sombríos donde la pena asoma
y unos hacemos teatro
otros rodean las minas sumergidas
no vaya a ser que vuelen los recuerdos
y seamos inconcebibles polos risueños

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